
El masaje nos proporciona el medio de hacer frente a una continua
jornada de trabajo y de presiones cotidianas. Para la gran mayoría de
nosotros, la rigidez y el dolor son una forma de vida a la que nos hemos
habituado, y que con frecuencia no nos damos cuenta de que nuestros
músculos están tensos hasta el momento en que recibimos un masaje.
Los
masajes descontracturantes además de ser un momento de confort para el
cuerpo, ayuda a liberar sustancias llamadas endorfinas, hormonas que
actúan como los antidepresivos naturales del organismo y que generan en
los seres humanos emociones positivas de bienestar y nos ayudan a
combatir el dolor.
Esfuerzos leves pero repetidos con gran
frecuencia pueden superar la capacidad de adaptación del músculo. Aunque
cualquier músculo es susceptible de sufrir una sobrecarga, los más
afectados son los trapecios y músculos del cuello, tríceps sural y los
erectores o paravertebrales de la columna.
El masaje es
una serie de maniobras manuales que se realizan sobre una parte o
superficie del cuerpo para conseguir una serie de efectos:
·
Ascender la temperatura de la piel y de los tejidos bajo ella, para así
incrementar la afluencia de sangre en la zona que masajeamos y mejorar
el estado nutritivo de la piel y de los músculos.
· Limpiar la piel, eliminando células muertas.
· Aumentar el tono, la elasticidad y la capacidad de contracción del músculo.
· Relajar tanto física como psíquicamente.
· Dar una mayor capacidad de recuperación y rendimiento al músculo.
· Mejorar la resistencia al trabajo y alejar la sensación de cansancio.
· Puede tener una acción sedante o estimulante (dependiendo de la manera de aplicación).
· Acción analgésica.
· Disminuye edemas.
Una
sesión de masaje puede tomar desde quince minutos hasta una hora. Por
lo regular una sesión de quince minutos se limita a la espalda y los
hombros y se da con la persona sentada en una silla especialmente
diseñada para este propósito. Las sesiones de una hora, por lo general
abarcan el cuerpo entero desde la cabeza hasta los pies, y en estos
casos se emplea una camilla de masajes y aceites especialmente
preparados.
El masaje puede emplearse solo o como parte de
un plan para mejorar la salud en el que se incluyan otros elementos
tales como la alimentación, el ejercicio, o la meditación.